Apología de la sencillez

02/01/2023
Cordada

Que tire la primera piedra quien no haya sido nunca arrogante y presuntuoso, quien no se haya creído más listo y más bueno que el resto. Y esto, por supuesto, nos incluye a nosotros ahora mismo.


Uno de nuestros máximos mandamientos es huir siempre de la vanidad. Y cuesta: al fin y al cabo, cuando vendes una cosa tienes que realzar sus cualidades positivas y diferenciales, y en el mundo del marketing de montaña la frontera entre la humildad y la pretenciosidad es una fina línea que es demasiado fácil traspasar.

La ambición está bien. No es en absoluto una cosa mala: es el motor de la sociedad, lo que nos mueve como personas, lo que nos motiva a seguir adelante. Sin ambición no se va a ninguna parte, y en la montaña hay que llevar siempre una dosis encima: ya sea bajar el tiempo de la carrera, encadenar la vía, coronar el pico o pasear por el bosque, todo se basa en retos, más pequeños o más grandes. Sin ganas de hacer nada no te mueves del sofá. 

Pero en un mundo sobresaturado de epicidad, de barroquismos motivadores y discursos lozanos, queremos hacer una apología de la sencillez. De tener los pies en el suelo y ser conscientes de lo que se es. De la importancia de los mensajes coherentes, horizontales y honestos. De mantener un tono modesto, sobrio, apacible. De no querer abrazar más de lo que se puede estrechar, del no forzar más allá de donde se puede llegar. Y esto, al marketing de montaña, a veces le hace falta. 

La montaña es pura, bonita, sencilla. Como amantes del outdoor nos gusta la montaña en sí, tal como es, sin disfrazarla, sin adornarla, sin maquillarla ni ensalzarla. Sin artificialidades. Es esto lo que siempre nos ha atraído del mundo de la montaña: la simplicidad, la austeridad, la sobriedad, la naturalidad. El estar en un lugar y un momento, disfrutando de la experiencia sensorial, en armonía con el medio. Creemos que estos atributos son suficientes para convencer a cualquier que los viva por primera vez de cerca: no hay necesidad de doparlo con paladas de epicidad. 

Por supuesto, el sector del marketing va de vender productos, servicios, historias. Y para venderlo, para llegar a un público más allá del que ya te conoce, hay que hacerlo atractivo, elevarlo un poco. Pero para nosotros el marketing no es solo un peldaño más del ciclo de la producción y el consumo: es un canal para divulgar, para dar a conocer, para compartir, para aprender. Para hacer y mostrar lo que nos gusta. Y creemos que la mejor manera de vender es desde la sencillez: compartiendo relatos y experiencias reales y honestas.